30 de mayo de 2020

El impacto de la pobreza y la exclusión social se agiganta cuando ponemos la mirada en la infancia y su incidencia en el llamado rendimiento escolar. Por eso es necesario conocer la respuesta de la escuela y la educación en general ante este grave problema. Hay una relación directa entre pobreza infantil, fracaso escolar y exclusión social que no suele tenerse en cuenta. Es necesario denunciar la ocultación que el academicismo escolar tradicional hace de todas estas situaciones.

La pobreza y la exclusión social presenta una multidimensionalidad de rasgos que hemos de tener en cuenta: la posición en el mundo laboral y económico, la dificultad de acceso a los servicios y a las tecnologías digitales, el descarte en el ámbito de las relaciones sociales y las consecuencias psicosociales que conlleva. Ello implica que la exclusión y la pobreza tienen un eje económico en cuanto al empleo y el consumo; otro eje político-ciudadano en cuanto a derechos políticos (de educación, salud, vivienda…); además está el eje sociorelacional donde se viven el conflicto y el aislamiento social; y otro eje, que incrementa la exclusión en todas las anteriores dimensiones, es el que dificulta el acceso a las nuevas tecnologías y a los conocimientos y actitudes necesarias para utilizarlas para aprender y ejercer la ciudadanía. Este último factor no ha sido tenido en cuenta en las medidas del Ministerio de Educación en el periodo de confinamiento, aumentando la brecha de la desigualdad en una sociedad que se digitaliza cada día más.

..

Seguir leyendo y comentar

Requiere el registro gratuito en la Red Iberoamericana de Docentes, un espacio colaborativo con más de 43.000 docentes