17 de febrero de 2019

Bernardo F. Boris Mariani – Ñemby – Paraguay
Resumen: Desde los inicios de la Primera Revolución Industrial, la cual produjo transformaciones económicas, sociales y tecnológicas, el desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, se fue dando de manera acelerada, siendo esta situación más compleja, con lo que se llamó Segunda y Tercera Revolución Industrial, todas ellas no acompañadas por la Formación y Capacitación Técnica Profesional que debían tener los futuros trabajadores.

La automatización y la robotización de la producción, no fueron las causas del desempleo y el cierre de puestos de trabajo, fue la aparición de un nuevo desafío, que giró más en lo que se debe saber hacer, por encima de lo que se debe saber, el que se instaló en un Sistema Productivo Laboral, que exigía además de calidad en el trabajo, la esencia propia del hombre como responsable de dichas transformaciones en la producción.

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Frente a este desafío, los Sistema Educativos se encontraron desfasados, desde la no modernización de sus máquinas, equipos y  elementos de enseñanza, hasta la construcción de canales de comunicación (relación Escuela – Empresa), entre los sectores responsables de la formación profesional por un lado, y de la producción y el trabajo por el otro, y si bien estos se fueron canalizando a través de estrategias como la Pasantía, solo por medio de una fuerte inversión en las instituciones que imparten Educación Técnica, la brecha entre las mismas seguirá siendo muy amplia.

La desaparición de puestos fijos y la aparición de demanda de profesionales calificados para sectores de la producción, han generado un nuevo estilo de formación y capacitación para hacer frente a dicho requerimiento, entendido esto, solo por la Educación Superior, que ha podido responder a una parte del mismo, quedando el componente más relevante (formación de mandos medios y trabajadores calificados) , a cargo de quien no lo puede ejecutar, por un lado por no contar con los elementos necesarios para desarrollar la tarea y por el otro por la falta de una Política Educativa, que prime la Formación Técnica Profesional, con el mismo valor que se impulsan Políticas de desarrollo Nacional y apoyo a los sectores productivos del país.

Es impensable hablar de desarrollo de Ciencia y tecnología en la Educación Técnica y la Formación Profesional, cuando en las instituciones que imparten dicha formación, no existen las condiciones materiales, de infraestructura y de personal docente capacitado para dicho desarrollo, generando entre los estudiantes, en algunos casos, cambios sustanciales en cuanto a la futura carrera a seguir, hasta desarrollar ese pensamiento de que el día de mañana las máquinas reemplazarán al hombre.

La modernización y la automatización, no solo han permitido al hombre pisar la luna y viajar en el espacio a lugares impensables, ha permitido la fabricación de diversos elementos que hacen la vida más simple, se han podido desarrollar nuevos medicamentos, más investigación en todos los campos y sectores, construcción de máquinas y elementos que permiten el desarrollo de la medicina y un mejor estilo de vida para cada uno de nosotros, es decir que los factores de desarrollo se encuentran en ese sector y no en otros, y que aprovecharlos, permitirá que esa demanda de mano de obra calificada sea atendida y sea generadora de nuevos desafíos tecnológicos.

Ya no se hablan de puestos de trabajo, ahora nos referimos a sectores productivos y esto necesariamente debe demandar sistemas de formación y capacitación laboral, que respondan de manera inmediata a dichos requerimientos, sin ser esto un debate de Currículos o contenidos disciplinares, es generar propuesta de formación y capacitación actualizadas, flexibles, de rápidas adaptaciones y con el acento en la práctica por encima del conocimiento, no es un debate de porcentaje de contenidos teóricos o de planes de estudio donde la discusión es que disciplina enseñar y cuantas horas debe tener, es tener presente que y como debemos formar, para saber, que y como enseñar.

Finalmente, la importación de modelos de formación técnica profesional, es un buen punto de partida, para pensar en desarrollar cambios en nuestros sistemas de formación y capacitación, pero solo con la interacción que se puede generar con la relación Escuela-Empresa, tendremos instituciones educativas que formen futuros trabajadores que más que tenerle miedo a la desaparición de puestos de trabajo, por la modernización y la robotización, sean generadores de nuevos desarrollos tecnológicos y por ende más trabajo profesional.

La historia nos muestra lo que ocurrió y ocurre en países que han salido del subdesarrollo, donde en primer lugar se ha hecho fuerte inversión en educación y en particular la referida a educación técnica y en donde en vez de generarse discusiones sobre ismos o modelos a copiar, se ha instalado una cultura de desarrollo, fundamentada en la formación profesional de la mano de obra calificada, con capacitación permanente y el desafío de oportunidades laborales; y al respecto hago referencia a las palabras de quien fuera Presidente de Costa Rica el Señor Oscar Arias, quien en una cumbre Iberoamericana, frente a presidentes de países, expuso claramente los ejemplos de países que han salido del subdesarrollo, haciendo mención a una frase de quien fuera presidente de China que al ver como crecían los países vecinos expreso a sus colaboradores más cercanos ¡ NO INTERESA EL COLOR QUE TENGA EL GATO, LO QUE SI  INTERESA ES QUE SEPA CAZAR RATONES¡

Libro de Actas del Congreso Iberoamericano de Docentes
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