29 de mayo de 2020

Virginia Noelí Barré
Rosario, Argentina
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
virginianoelibarre@gmail.com
El siguiente trabajo es fruto de conversas con otros, de versar con otros, sobre la posibilidad y capacidad que tenemos de reaprender y rever otras ontologías posibles ya existentes. Un camino de andares con la palabra y con pasos, acompañantes de re-existencias para co-construir una educación ambiental desde las pluritopías.

Crisis civilizatoria, así hemos llamado de un tiempo a esta parte, este tiempo que es resultado de LA Historia: ese modo de comprensión del mundo que devino en un modo de intervención sobre los cursos de la vida, o en otras palabras, ese régimen ontológico y hegemónico que no le basta un planeta, que interviene y se orienta contra el orden de la vida. Es un orden expansivo que disputa la vida y esos otros modos de ser y vivir en el mundo.

Algunos han llamado a este punto crítico del saber ambiental como “el Siglo de la Gran Prueba”, pero quien escribe sabe que una prueba, así como una evaluación, es un concepto utilitario, que espera ser medible, que espera un logro: idea de ganancia, lucrum. Y cuando se espera el logro, se diseñan estrategias: strategia, el arte de dirigir ejércitos. Cuando uno dirige, comanda; cuando se comanda, se obturan esas otras condiciones de vida y la diversidad en toda su amplitud.

En el rizoma de la vida, en las multiplicidades, la “vida dentro de la vida”, como diría Emma León (2017), inter-somos. El ambiente es un nudo de multiplicidades, una zona de enmarañamiento. Es mucho más que una relación que emerge de la relación ecosistema-cultura. No podemos pensarnos desde fuera, intentando acceder a “la naturaleza” —con lo que ello tiene de asociado a la exterioridad—, y menos pensar lo no-humano como “el entorno” o “el medio”. Cada componente del ambiente incluyendo humanos, plantas, animales y cosas, todos al mismo tiempo, tejen la trama de la vida. Por eso, y a sabiendas de esto tan difícil de pensar –y si hablamos de medirnos, acaso nos invita a medirnos por fuera de la hermenéutica, las dicotomías, y tantas disciplinas- ¿por qué no comenzar a mirar los tejidos de vida localizados y autónomos? Esos tejidos y formas concretas de revoluciones de la vida cotidiana, esas poéticas cotidianas, narrativas y nacimientos de esos muchos no, pero de muchos sí. Tal vez no se trate de explicar demasiado. “El impulso a explicarlo todo pertenece a un mundo en el que todo puede ser potencialmente conocido y así objetivado y quizás manipulado, explotado y destruido” (David Pavón-Cuéllar, Mihalis Mentinis, 2020:149)

De por sí ; me gusta esta significación para invitar a re-aprender de alternativas existentes y des-elitizar la mirada altiva que divorcia el mundo que se piensa del mundo que se vive. Pero también es una invitación a des-colonizar esa mirada y ese glosario limitado y limitante que no lleva inscripto los sentidos de otras palabras circulantes y singulares. ¿Por qué no nos otramos?

La educación ambiental necesita un giro radical. Por mucho tiempo, su slogan ha sido retotalizar un saber holístico del mundo, o muchas veces ha sido vista como un apéndice de la educación. Quien escribe sabe de las búsquedas, de las urgencias, de la interdisciplina y de la transversalización, pero esta es una invitación a salir de la curricularización y de la asfixia de la institucionalidad, así como muchas personas dedicadas a la investigación se han entrelazado y enraizado en los plurales abajos para acompañar esas narrativas y esas prácticas filosóficas milenarias para el presente. Acompañar, mas no extraer saberes, sino dialogar en territorialidades y materialidades en los márgenes de todas las aristas del sistema, porque de lo que se trata es de construir la riqueza de las relaciones para la imaginación social colectiva: autonomías en clave pluriversa; pluritopías. Este giro radical de la educación ambiental es un llamado a re-aprender a vivir y habitar nuestros territorios de vida según las condiciones de vida. Re-crear el mundo legitimando, protegiendo y haciendo valer los mundos de este pluriverso que es parte de este Planeta, del orden de la vida. Pero, ¿por qué? Porque no se trata de armonizar según los componentes de la racionalización de la razón moderna. Se trata de hablar esas palabras, sentidos y significados para ampliar la esperanza. Mirar más allá de los mapas, mirar esos otros mapas, las bio-regiones que desbordan las líneas de la cartografía. Tenemos preguntas y respuestas en nuestra comunidad y en nuestros territorios. La educación ambiental quizás sea hoy aquella educación necesaria que remita a la diversidad, la otredad y el derecho a la diferencia. Una invitación a volver a re-encantarnos, a movernos de las certezas de los locus enunciativos ya ensayados, imaginar haciendo, caminando en comunidad hacia un deseo por la vida, con la vida y ante la vida.

Hablemos del Buen Vivir pero también hablemos del Bien Vivir, construyendo esa riqueza de las relaciones, de los afectos, las sensibilidades y saberes con otros, generando satisfactores de vida, tejiendo la vida y aprendiendo en el camino cómo están vibrando otras ontologías, otros modos de ser y vivir en el mundo según las condiciones de vida. En cada territorio y en cada comunidad se sustenta la vida de manera singular. Son re-existencias incluso en la conflictividad territorial. Podemos crear esos mundos distintos, esas fisuras rebeldes, en compañía. Hablamos hoy tanto de la dimensión sanitaria de una crisis ecosistémica en el marco de una crisis civilizatoria que tiene varias aristas. ¿Nos hemos fijado en esos procesos potentes y vibrantes desplegados? La clave está allí, en esos procesos: las redes de apoyo mutuo, las redes de abastecimiento popular, la economía social y solidaria, otras economías comunitarias, las agroecologías, la permacultura y tantos procesos que seguiremos viendo y viviendo. También pienso en las otras territorialidades y sus políticas de la esperanza. Ontologías matrísticas de redes intergeneracionales en la humildad de los abajos y sus quehaceres autonómicos que cuidan la red de la vida.

Este es un mundo hecho de muchas realidades, y esta realidad está hecha de muchos mundos. Esta es una invitación a conocerlas y pensarnos, sintiendo y haciendo, como aprendientes para des-pedagogizar la pedagogía, des-curricularizando los currículos para recuperar el deseo de aprender en solidaridad en los territorios de vida y co-construir esas otras superficies de vida que revitalicen la educación ambiental.

Notas


1 Tal expresión es usada en muchas comunidades indígenas de Chiapas. Puede “traducirse” como “ésta es la forma en la que es”.
Todas las expresiones utilizadas en este trabajo -que son más bien conceptos y significaciones desde la plurivocidad del pluriverso- han sido escuchadas, leídas y trabajadas en muchas investigaciones desde el sentipensar latinoamericano y escribanías colectivas en el marco de grupos de trabajo plurales en Abya Yala.

Bibliografía

Resistencias: relatos del sentipensamiento que caminan la palabra. Texto en colaboración con investigadores, colectivos, movimientos sociales y comunidades en resistencias desde Colombia: Maestros y maestras por la reparación de la violencia antisindical Asoinca y Adida; Pueblos y Semillas Maestros del Macizo Colombiano; Campaña Hacia Otro Pazífico posible: PCN-Gaidepac; Colectivo Creapaz, Colectivo Minga del pensamiento; Comité de Voceros Colectivos por la defensa de la Comuna San José; Organizaciones de mineros y mineras en Marmato; mujeres activistas de la Ruta Pacífica-Cali; Organizaciones de recicladores y recicladoras de Navarro. Compilación e investigación: Botero-Gómez

David Pavón-Cuéllar, Mihalis Mentinis (2020): Zapatismo y subjetividad. Más allá de la Psicología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, México: Ediciones Cátedra Libre.
León, Emma (2017). Vivir queriendo: ensayos sobre las fuentes animadas de la afectividad. Madrid: Sequitur